La galería de mi salón siempre me ha parecido muy deprimente con esos cristales amarillos anaranjados, típicos de los ochenta. Así que he decidido poner un friso de pared para darle un nuevo aire. Y ya de paso, apovechar para hacer hueco y dejar los areneros de los gatos escondidos.
Como podéis ver en el vídeo que está al final del post, lo primero que he hecho ha sido recortar a medida unas placas de poliestireno destruido para aislar térmicamente y también para evitar el perfil de aluminio y así tener una superficie lisa sobre la que colocar las placas de poliuretano.
Las placas se cortan bastante fácil con un cúter, y yo las fijé con adhesivo a las placas, colocándolas entre ellas con un sistema de click.
Después coloqué dos cremalleras a cada lado de la galería para poder poner unas baldas de pino macizo bajo la que ocultar los areneros. La puerta la hice utilizando también las lamas de friso sintético y fijando las entre ellas con silicona, pero dejando un cuadrado libre sobre el que colocar una tablita con bisagras a modo de gatera para que puedan entrar y salir los gatos al arenero.
Por último tapé los cristales de arriba, que también eran muy feos con esa persiana de rafia, un vinilo, plantitas y ¡voila!
Me encanta el cambio.
Una reforma con un gran resultado. Si te encanta personalizar y retocar tu casa hasta poner a tu gusto y luego volver a empezar, no pararás de hacer este tipo de reformas. Es importante tener el material a mano para todo poder terminar sin problemas.